Consejos para Escalada Femenina
No es extraño que al momento en que un hombre y una mujer comienzan a escalar, el hombre “sea más fuerte” y le vaya mejor en sus primeros intentos. Según lo que asegura la profesora de escalada y educadora física, Gabriela Ulisse, «esto pasa ya que las mujeres tienen al menos 40% menos de fuerza en relación a los hombres”.
Este hecho lleva muchas veces a las mujeres a la frustración y a decir “no puedo”, renunciando a la posibilidad de seguir intentándolo. Sin embargo, y lo que no muchas saben, es que conlleva a algo mucho más positivo. “Al tener menos fuerza que los hombres las mujeres aprendemos a escalar con una técnica mucho mejor que el sexo opuesto”, asegura la especialista.
Es así como a nivel internacional podemos observar a potentes escaladoras que superan en su mayoría a muchos escaladores “power”. Un ejemplo es la conocida Sasha Digiulian que escala rutas sobre los 5.14c o la pequeña estadounidense Ashima Shiraishi, que con solo 13 años encadenó “Open Your Mind Direct” (5.15a).
Con esto no queremos más que demostrarles a todas las mujeres que da lo mismo si eres alta o baja, más o menos músculosa, en cualquiera de los casos, mientras haya motivación, siempre se va a poder lograr lo que buscas.
A continuación Gabriela Ulisse comparte con revista Escalando algunos “tips” para potenciar las fortalezas femeninas y ocupar técnicas que nos permitan a nosotras como mujeres, escalar mejor y más duro.
1. Utiliza correctamente tu piernas y pies.
Generalmente tenemos piernas más fuertes que nuestros brazos, debemos aprovechar esa cualidad y en cada movimiento que hagamos, preocuparnos de posicionar bien nuestros pies para levantar nuestro cuerpo. Siempre es importante tener la capacidad de escoger un pie que me permita resolver un problema de la manera más simple y con el menor gasto de energía para un mismo paso. Gracias a su buena utilización los brazos se cansarán menos, tendremos más balance y podremos llegar más lejos en una ruta.
2. Incorporar diferentes aspectos técnicos.
Como la fuerza en exceso no es nuestro fuerte, es de suma importancia para mejor nuestra escalada darle énfasis a la técnica. Es por esto que debemos incorporar diferentes aspectos técnicos que me faciliten y amplíen la gama de movimiento y mis recursos al momento de escalar como por ejemplo: un buen talón, empeine, punta empeine, bandera etc.
El buen uso del talón por ejemplo nos permite quitarle peso a nuestros brazos, mantener nuestro centro de gravedad y al hacer tracción sobre éste poder llegar al siguiente paso de manera más controlada y con los brazos menos bombeados.
3. Trabaja tu flexibilidad.
Generalmente las mujeres somos más flexibles que los hombres. Sin embargo, muchas veces no le prestamos mucha atención a esa cualidad. Es fundamental que trabajemos nuestra flexibilidad para aumentar nuestro nivel de escalada sobre todo si no eres tan alta. Mientras más alto logres poner tus pies, podrás empujar más hacia arriba y conseguir hacer pasos más largos.
4. Entrenar lo que nos cuesta.
Obviamente que como tenemos diferencias físicas y de composición corporal, también presentamos diferencias en el tamaño de nuestras extremidades. En la mayoría de los casos nuestras manos y dedos son más pequeños que los de los hombres, siendo las reinas de la regleta y las ñapas. Pero se nos pone todo cuesta arriba cuando las presas que tomamos son pinzas o romos. Por ende, es en este punto donde debemos dar énfasis y centrar nuestro entrenamiento, enfocándonos en las debilidades más explícitas, para luego pasar a las más sutiles.
5. Escalar dinámico.
A veces queremos llegar a todo muy controlado o estático si es que nuestras fortalezas físicas nos lo permiten ya sea por comodidad o miedo a volar. Cuando comenzamos a subir el grado ya es de vital importancia cambiar este aspecto, ya que las tomas se alejan cada vez más. Para lograr realizar esos largos pasos tenemos dos opciones: crecer (que ya a los 20 es un poco difícil) o comenzar a lanzarte un poco más. Atreverse y confiar en las condiciones que tenemos, sin que el pánico nos domine y nos deje paralizadas, nos llevará a encadenar todas las rutas que nos propongamos.
6. Parar y descansar.
Con esto nos referimos a aprender a descansar en la ruta. Muchas veces tratamos de hacerla de una vez sin detenernos, lo que nos cansa el doble, nos bombeamos y nos hace muchas veces caer. Es esencial detenerse en las zonas de descanso de la ruta, sacudir bien los brazos, echarte magnesio, respirar hondo y darle luego a los pasos más duros. Esto relaja y disminuye la ansiedad.
La escaladora recomienda que dentro de tu entrenamiento incluyas el descanso sobre la ruta. Un ejemplo es hacer 15 pasos, descansar y seguir escalando. Repetir estos pasos varias veces. La idea es no tensarse, sino descansar con buenos apoyos.
7. Meter la cadera hacia la pared.
Es muy común en las mujeres que cuando comienzan a escalar, carguen el peso en los brazos y el trasero lo tiren hacia afuera de la pared. Esto tiene como consecuencia que pierdan la estabilidad y que “la roca las empuje hacia afuera”, cayendo en el intento de avanzar. Debemos tener nuestra cadera lo más pegada a la pared posible sobre todo en rutas de equilibrio. Además de darte mayor estabilidad, te permite llegar más lejos en tus movimientos. Si a esto le sumas la rotación de las caderas y los pies, alcanzarás presas que nunca pensaste que llegarías.
Por: Francisca Undurraga J.